El Jamón Ibérico es un emblema cultural y una tradición arraigada que se remonta a siglos atrás. Desde las dehesas donde se crían los cerdos ibéricos hasta la mesa familiar durante las celebraciones, el jamón ibérico representa un aspecto profundamente arraigado de la identidad española.
El viaje del jamón ibérico comienza mucho antes de llegar a nuestros paladares, con el verdadero protagonista de esta delicia: el cerdo ibérico. Este no es un cerdo común y corriente, sino una raza única, autóctona de la Península Ibérica, cuya calidad es apreciada en todo el mundo.
Criado en las vastas y frondosas dehesas de España y Portugal, este animal, robusto y resistente, vive en un entorno idílico, ideal para su desarrollo y bienestar. Su crianza no es fruto de la casualidad, sino de una labor cuidada y meticulosa que combina la sabiduría ancestral con las técnicas modernas de manejo ganadero.
Uno de los aspectos más característicos de la crianza del cerdo ibérico es la «montanera», un período durante los meses de otoño e invierno en el que el cerdo se alimenta de forma libre y natural, principalmente de bellotas. Esta dieta rica en oleico junto con el ejercicio que realiza el animal en su búsqueda de alimento, contribuyen a que la grasa se infiltre en la musculatura del cerdo, otorgándole a la paleta ibérica y al jamón ibérico su textura suave y jugosa y su sabor inconfundible.
No solo es el sabor lo que hace especial al cerdo ibérico. Su papel en el mantenimiento de las dehesas, un ecosistema único y fundamental en la conservación de la biodiversidad, hace que este animal sea más que un tesoro gastronómico; es un verdadero tesoro nacional.
La producción del jamón ibérico y de los embutidos ibéricos no se puede entender sin el respeto a la tradición y a un saber hacer que ha ido pasando de generación en generación. Este proceso se inicia con la cría del cerdo en la dehesa y culmina con el preciso corte del producto final, y cada etapa se aborda con un cuidado y una dedicación minuciosos.
El cerdo ibérico es el corazón de este proceso. Criado en las dehesas, en un ambiente idílico que contribuye a su desarrollo físico y a la calidad de su carne, este animal es alimentado y cuidado de acuerdo a los ritmos de la naturaleza y de la tradición local.
Una vez llegado a su peso ideal, se inicia el proceso de elaboración del jamón ibérico. Este comienza con la salazón, una etapa donde los perniles son cubiertos con sal marina y luego reposan durante un período que varía dependiendo del tamaño y la grasa del jamón. Este proceso ayuda a preservar la carne y a desarrollar sus sabores y aromas característicos.
Después de la salazón, los jamones son lavados y posteriormente colgados en secaderos naturales. Este paso, conocido como curación, puede durar desde un par de años hasta más de cuatro, dependiendo del producto y de las condiciones climáticas. Durante este tiempo, los jamones adquieren su textura final y su sabor intensificado.
Finalmente, y no menos importante, es el arte del corte. Cortar un jamón ibérico requiere de habilidad, paciencia y un buen cuchillo. Un corte fino y uniforme puede potenciar los sabores y la textura del jamón, haciendo de cada bocado una experiencia única.
Cada uno de estos pasos refleja el respeto y el amor que desde Iberjagus tenemos por la tradición y la calidad. Porque más allá de ser un producto gourmet, el jamón ibérico es una parte integral de nuestra cultura y nuestra herencia que estamos orgullosos de compartir con usted.
Como venimos mencionamos el jamón ibérico no es solo un producto gastronómico, es una parte intrínseca de la cultura y tradición española. En todas las festividades y reuniones familiares, el jamón ibérico es el protagonista indiscutible. Nacimientos, bodas, cumpleaños, Navidad; no hay celebración completa sin un jamón ibérico presente en la mesa. Y es que en España, el acto de cortar y compartir un jamón ibérico no solo es una tradición, es una ceremonia que se vive con emoción y respeto. Aquel que tiene el honor de cortar el jamón es reconocido y valorado por su destreza y arte, y cada loncha se disfruta como un auténtico regalo.
El jamón ibérico también es un signo distintivo de la hostelería española. No hay bar o restaurante que se precie que no exhiba orgulloso un jamón ibérico en su barra o en su cocina. Ver un jamón colgando es una garantía de calidad, una promesa de buena comida y un ambiente cálido. Además, el jamón ibérico es el compañero ideal para una copa de buen vino o una caña bien tirada, convirtiendo el simple acto de ir de tapas en una experiencia inolvidable.
Desde Iberjagus, entendemos y valoramos esta profunda conexión cultural con el jamón ibérico. Por eso, nos dedicamos con pasión y compromiso a la elaboración de nuestros jamones y embutidos ibéricos, para que cada bocado que disfrutes sea un auténtico homenaje a nuestra tradición y a la cultura del jamón ibérico en España.
En Iberjagus, trabajamos con la convicción de que la tradición del jamón ibérico en España no sólo debe ser preservada, sino que también debe ser transmitida a las próximas generaciones. Al proporcionar productos de calidad, y al educar a nuestros clientes sobre la rica cultura y tradición del jamón ibérico, estamos haciendo nuestra parte para mantener viva esta herencia culinaria.
Cada loncha de jamón ibérico es una muestra del compromiso de España con la calidad, la tradición y el sabor. Al disfrutar de nuestro jamón ibérico, no sólo estás deleitando tu paladar, sino también participando en una tradición que es el corazón de la cultura española.
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