Los embutidos ibéricos son muy apreciados por su sabor, aroma y textura, y se consideran un lujo gastronómico. Se consumen tanto solos como parte de una tabla de embutidos o como ingredientes en una variedad de platos tradicionales y contemporáneos de la cocina española.
Embutidos ibéricos
Los embutidos ibéricos son una variedad de productos cárnicos que se obtienen del cerdo ibérico. La raza ibérica caracteriza a estos animales, confiriéndoles una capacidad para almacenar grasa entre sus músculos, lo que da lugar a productos cárnicos con un sabor y una textura excepcionales.
Entre los más conocidos se encuentran el chorizo ibérico, el salchichón ibérico, la caña de lomo ibérico, la morcilla ibérica y el morcón ibérico. Cada uno de estos embutidos tiene un sabor y una textura únicos, gracias a las técnicas de elaboración tradicionales y a la calidad de la carne del cerdo ibérico.
El proceso de elaboración de los embutidos ibéricos es un arte que ha sido perfeccionado durante siglos en España. Aunque encontramos diferentes tipos, cada uno tiene su propio proceso de elaboración. Sin embargo, hay algunos pasos comunes en la producción de todos estos embutidos. La selección y preparación de la carne, el adobo, embutido, curado y maduración configuran los pasos principales de estos procesos. Lo primero es seleccionar la mejor carne de cerdo ibérico, se corta en trozos pequeños y se retira el exceso de grasa. Estos trozos se adoban con diferentes especias y condimentos, que varían según el tipo de embutido y la receta. Tras dejar reposar la carne adobada durante unos días para que absorba los sabores y se cuelga en secaderos para que se cure. Durante el tiempo de secado, los embutidos desarrollan su sabor característico. Una vez han sido secados, se dejan madurar para que el proceso de envejecimiento desarrolle más el sabor.
Chorizo ibérico
El chorizo ibérico es un embutido tradicional de la península ibérica. Se elabora con los mejores magros del cerdo ibérico junto con sal y las mejores especias, como pimentón, ajo, orégano y otras hierbas. Esta mezcla se embute en tripa de fibrán y luego se cura y ahúma para su posterior consumo.
Las especias juegan un gran papel para darle sabor intenso y característico, con un toque ahumado y picante.
Con una cantidad de grasa mínima, el chorizo ibérico se puede consumir de diversas formas. Se puede comer en lonchas finas como aperitivo, agregar a platos o guisos para darles sabor, utilizar como ingrediente en bocadillos o incluso cocinar a la parrilla.
Salchichón ibérico
El salchichón ibérico es otro embutido tradicional de la península ibérica, al igual que el chorizo ibérico. También se elabora con carne de cerdo ibérico de manera similar a la anterior. La carne de cerdo ibérico se mezcla con sal y especias y se embute en tripa y se somete a un proceso de curado y secado.
A diferencia del salchichón, no contiene pimentón. Con especias como pimienta negra, nuez moscada, ajo y otras hierbas aromáticas, tiene un sabor suave y delicado.
Su sabor suave y su textura firme hacen del salchichón ibérico un producto muy versátil en la cocina. Se consume principalmente en lonchas finas, como aperitivo o parte de una tabla de embutidos. También se utiliza como ingrediente en bocadillos y diferentes platos y guisos.
Caña de lomo ibérico
La caña de lomo ibérico se obtiene de la parte más selecta, noble y jugosa del cerdo ibérico, específicamente de la zona de la paleta.
Para preparar la caña de lomo ibérico, se marina la carne con una mezcla de sal, especias y adobos naturales, como pimienta, ajo, orégano y otros condimentos. Después de ser adobada, las piezas del cerdo ibérico maceran entre 3 y 5 días. Luego, se embuten en una tripa natural y pasan por una campana de madera donde arde muy lentamente carbón encima. Este deseca el producto levemente, confiriéndole un bouquet persistente, envolvente e inconfundible.
Durante este proceso, la caña de lomo ibérico adquiere su sabor característico y se concentran sus aromas.
La caña de lomo ibérico se distingue por su textura tierna y jugosa, así como por su sabor suave y delicado. No se ahúma ni se especia con pimentón, lo que le confiere un carácter más suave y menos picante, con un retrogusto largo y agradable.
La caña de lomo ibérico es altamente apreciada en la gastronomía española, especialmente en las regiones donde se crían y sacrifican los cerdos ibéricos.
Morcilla ibérica
La morcilla ibérica es otro embutido, elaborada con sangre de cerdo ibérico, grasa y especias, que se embute en una tripa.
La combinación de los ingredientes utilizados en su preparación le aporta un sabor y aroma característicos. La sangre de cerdo ibérico le otorga un color oscuro y un sabor distintivo, con una textura suave y esponjosa.
Las especias utilizadas pueden variar según la región y las preferencias del fabricante, pero generalmente incluyen ingredientes como cebolla, pimentón, sal, pimienta, clavo y nuez moscada. Estas especias le dan un sabor rico y aromático a la morcilla.
La morcilla ibérica se considera una delicia para los amantes de los sabores intensos y auténticos. Su sabor distintivo y su versatilidad en la cocina la convierten en un ingrediente popular en numerosas recetas tradicionales y contemporáneas. Se puede consumir de diferentes formas: cocinar a la parrilla, asar, freír o hervir, dependiendo de la receta y las preferencias personales. Se utiliza en platos tradicionales como la fabada asturiana, el cocido, las migas y muchas otras preparaciones regionales.
Morcón ibérico
El morcón ibérico se elabora con carne de cerdo ibérico, similar a otros embutidos ibéricos, pero con algunas particularidades en su preparación y curado. Se produce utilizando la carne de la paletilla y el lomo del cerdo ibérico. La carne se pica finamente y se adereza con sal y especias como pimentón, ajo, orégano y otras hierbas aromáticas. Una vez adobada la carne, se embute en tripa y se somete al proceso de curado y secado ,en el cual se desarrolla su sabor y se obtiene la textura característica. Este proceso de curado puede durar varios meses, lo que permite que los sabores se concentren y se desarrollen plenamente.
A diferencia de la morcilla, no se utiliza sangre en la elaboración del morcón. Se distingue por su forma alargada y gruesa, similar a un salchichón grande. Tiene un sabor intenso, con notas especiadas y ahumadas, y una textura firme y jugosa.
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